No hay una inteligencia, sino ocho. Y la teoría que establece esa multiplicidad fue galardonada ayer con el premio «Príncipe de Asturias» de Ciencias Sociales. La distinción recayó en el profesor Howard Gardner, psicólogo estadounidense y profesor de la Universidad de Harvard, autor de la tesis de las «inteligencias múltiples». El jurado ha valorado, entre otros factores, «su compromiso social y ético con la mejora del sistema educativo».
Nacido en Scranton (Estados Unidos), en 1943, Gardner es titular de la cátedra de Cognición y Educación John H. & Elisabeth A. Hobbs de la Escuela Superior de Educación de la Universidad de Harvard, donde también ejerce como profesor adjunto de Psicología. Desde 1972 es codirector y presidente del comité gestor del Proyecto Zero, un grupo de investigación de Harvard que estudia los procesos de aprendizaje de niños y adultos.
El jurado, presidido por el jurista Aurelio Menéndez, subrayó que el galardonado «está considerado como uno de los científicos más influyentes en el campo de las Ciencias Sociales». El propio Menéndez elogió, a título personal, el «polémico pero muy importante» trabajo de Gardner en el ámbito educativo. Entre tanto, el ex rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, secretario del jurado, enfatizó que el premio refuerza el papel de la educación en la sociedad «como principal fuente de igualdad o desigualdad».
También el divulgador científico Eduard Punset, miembro del jurado del premio «Príncipe» de Investigación, manifestó su acuerdo con galardonar a «quien, como nadie, ha desmenuzado la complejidad del funcionamiento de la mente humana y ha sentado las bases de un nuevo modelo educativo que potencia las habilidades innatas de cada individuo».
La candidatura ganadora fue presentada por Alberto Flaño Romero, presidente de la Fundación Avanza (Sevilla), quien señaló que los planteamientos de Gardner podrían «ayudar a todo el sistema educativo y de manera más particular a los alumnos con alta capacidad».
El catedrático de Harvard es autor de 25 libros, traducidos a 28 idiomas, y de alrededor de 450 artículos. Su campo de investigación se ha centrado en el análisis de las capacidades cognitivas del ser humano, a partir del cual ha desarrollado su teoría de las inteligencias múltiples. En síntesis, postula que no existe una inteligencia única, sino que cada individuo posee al menos ocho habilidades cognoscitivas: inteligencia lingüística, lógico-matemática, cinético-corporal, musical, espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal.
Gardner defiende, asimismo, que estas inteligencias carecen de valor intrínseco y que el comportamiento de cada individuo en sociedad, haciendo uso de su inteligencia, constituye una cuestión moral fundamental. La tesis de las inteligencias múltiples supone un cambio significativo en el modelo educativo, pues implica la toma en consideración de las potencialidades innatas de cada individuo.
De otra parte, el Proyecto Zero, iniciado en 1967 por el filósofo Nelson Goodman con el propósito de estudiar y mejorar el aprendizaje de las artes, ha ido ampliado su campo de acción a otras disciplinas. Dicho proyecto, presidido por Gardner desde hace casi 40 años, ha abordado el diseño de evaluaciones basadas en el rendimiento, la educación para la comprensión, el uso de las inteligencias múltiples para lograr una pedagogía más personalizada y la calidad de los esfuerzos interdisciplinares en la educación. Hasta la fecha, una de sus contribuciones más relevantes es el modelo de una «escuela inteligente», basado en el aprendizaje como una consecuencia del acto de pensar y el aprendizaje como comprensión profunda que involucre el uso flexible y activo del conocimiento. La mayor parte de este sistema ha sido implantado en las escuelas públicas de Estados Unidos, especialmente aquellas con población menos favorecida.
Desde hace unos años, Gardner participa también en el Goodwork Project, destinado a mejorar la calidad y la autoestima profesionales, tomando como referencia los factores de excelencia y ética.
Fuentes: Pablo Alvarez, Agencias
Nacido en Scranton (Estados Unidos), en 1943, Gardner es titular de la cátedra de Cognición y Educación John H. & Elisabeth A. Hobbs de la Escuela Superior de Educación de la Universidad de Harvard, donde también ejerce como profesor adjunto de Psicología. Desde 1972 es codirector y presidente del comité gestor del Proyecto Zero, un grupo de investigación de Harvard que estudia los procesos de aprendizaje de niños y adultos.
El jurado, presidido por el jurista Aurelio Menéndez, subrayó que el galardonado «está considerado como uno de los científicos más influyentes en el campo de las Ciencias Sociales». El propio Menéndez elogió, a título personal, el «polémico pero muy importante» trabajo de Gardner en el ámbito educativo. Entre tanto, el ex rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, secretario del jurado, enfatizó que el premio refuerza el papel de la educación en la sociedad «como principal fuente de igualdad o desigualdad».
También el divulgador científico Eduard Punset, miembro del jurado del premio «Príncipe» de Investigación, manifestó su acuerdo con galardonar a «quien, como nadie, ha desmenuzado la complejidad del funcionamiento de la mente humana y ha sentado las bases de un nuevo modelo educativo que potencia las habilidades innatas de cada individuo».
La candidatura ganadora fue presentada por Alberto Flaño Romero, presidente de la Fundación Avanza (Sevilla), quien señaló que los planteamientos de Gardner podrían «ayudar a todo el sistema educativo y de manera más particular a los alumnos con alta capacidad».
El catedrático de Harvard es autor de 25 libros, traducidos a 28 idiomas, y de alrededor de 450 artículos. Su campo de investigación se ha centrado en el análisis de las capacidades cognitivas del ser humano, a partir del cual ha desarrollado su teoría de las inteligencias múltiples. En síntesis, postula que no existe una inteligencia única, sino que cada individuo posee al menos ocho habilidades cognoscitivas: inteligencia lingüística, lógico-matemática, cinético-corporal, musical, espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal.
Gardner defiende, asimismo, que estas inteligencias carecen de valor intrínseco y que el comportamiento de cada individuo en sociedad, haciendo uso de su inteligencia, constituye una cuestión moral fundamental. La tesis de las inteligencias múltiples supone un cambio significativo en el modelo educativo, pues implica la toma en consideración de las potencialidades innatas de cada individuo.
De otra parte, el Proyecto Zero, iniciado en 1967 por el filósofo Nelson Goodman con el propósito de estudiar y mejorar el aprendizaje de las artes, ha ido ampliado su campo de acción a otras disciplinas. Dicho proyecto, presidido por Gardner desde hace casi 40 años, ha abordado el diseño de evaluaciones basadas en el rendimiento, la educación para la comprensión, el uso de las inteligencias múltiples para lograr una pedagogía más personalizada y la calidad de los esfuerzos interdisciplinares en la educación. Hasta la fecha, una de sus contribuciones más relevantes es el modelo de una «escuela inteligente», basado en el aprendizaje como una consecuencia del acto de pensar y el aprendizaje como comprensión profunda que involucre el uso flexible y activo del conocimiento. La mayor parte de este sistema ha sido implantado en las escuelas públicas de Estados Unidos, especialmente aquellas con población menos favorecida.
Desde hace unos años, Gardner participa también en el Goodwork Project, destinado a mejorar la calidad y la autoestima profesionales, tomando como referencia los factores de excelencia y ética.
Fuentes: Pablo Alvarez, Agencias